Marcos Vicent (La Vilavella, 1984)

Desde sus inicios, Marcos Vicent ha concebido la pintura como una vía de exploración emocional y existencial. Su formación comenzó a una edad temprana y ha ido consolidando una trayectoria sólida y comprometida con una visión personal del arte contemporáneo.

A lo largo de más de tres décadas de trabajo artístico, ha desarrollado un lenguaje visual reconocible, basado en la sobriedad formal, la expresividad contenida y el diálogo constante entre lo íntimo y lo universal. Su obra ha estado marcada por una paleta monocroma, centrada en el blanco y negro, con la irrupción calculada de pinceladas de color que enfatizan la carga simbólica y emocional de cada pieza.

Entre sus series más emblemáticas destacan Retratos Black & White y Vidas Robadas. En la primera, el cuerpo humano —especialmente el femenino— se convierte en un canal de expresión silenciosa, poderosa y humana. La subserie Primeros Planos lleva esta investigación al límite, enfocando el rostro como núcleo expresivo absoluto. Vidas Robadas, por su parte, representa un giro más introspectivo: una reflexión sobre la pérdida, la ausencia y la memoria, que transforma la pintura en una forma de duelo y homenaje.

Su obra ha sido presentada en múltiples exposiciones, tanto individuales como colectivas, dentro y fuera de su entorno más cercano. Su participación en diferentes proyectos culturales y artísticos lo ha situado como una voz singular en el panorama contemporáneo, destacando por la coherencia de su discurso plástico y su sensibilidad estética.

En 2025 celebra su 30 aniversario como pintor con la exposición “El fi d’una era”, una muestra que conmemora el cierre de sus dos principales series y marca el inicio de una nueva etapa con la serie Impulsos. Este nuevo proyecto nace del gesto espontáneo, del impulso creativo más puro, y se abre a una pintura más inmediata, visceral y libre, sin abandonar la intensidad emocional que ha definido su obra.

Hoy, Marcos Vicent continúa creando desde la autenticidad, utilizando la pintura como una forma de pensamiento y resistencia, siempre fiel a una mirada que busca conmover sin artificio.

Marcos Vicent (La Vilavella, 1984)

From the very beginning, Marcos Vicent has conceived painting as a path of emotional and existential exploration. His artistic training began at a young age, and over the years he has built a solid and committed career marked by a deeply personal vision of contemporary art.

Over more than three decades of artistic practice, he has developed a distinctive visual language grounded in formal restraint, emotional intensity, and a constant dialogue between the intimate and the universal. His work is characterized by a monochromatic palette—primarily black and white—punctuated by carefully placed strokes of color that heighten the symbolic and emotional weight of each piece.

Among his most iconic series are Retratos Black & White and Vidas Robadas. The former centers on the human body—particularly the female form—as a powerful, silent, and deeply human vehicle for expression. The subseries Primeros Planos takes this exploration further, focusing on facial expressions as the core of emotional communication. Vidas Robadas, on the other hand, represents a more introspective turn: a meditation on loss, absence, and memory, where painting becomes both mourning and tribute.

His work has been presented in numerous exhibitions, both solo and group shows, reaching audiences within and beyond his local context. Through his participation in diverse cultural and artistic projects, he has established himself as a unique voice in the contemporary art scene, known for the consistency of his visual discourse and the sensitivity of his aesthetic.

In 2025, he celebrates his 30th anniversary as a painter with the exhibition “El fi d’una era”—The End of an Era—a commemorative show that marks the conclusion of his two major series and the beginning of a new phase with the project Impulsos. This new body of work emerges from the spontaneity of pure creative impulse, embracing a more immediate, visceral, and instinctive painting process, while maintaining the emotional depth that defines his work.

Today, Marcos Vicent continues to create from a place of authenticity, using painting as a form of thought and resistance, always true to a vision that seeks to move the viewer without artifice.